¿Qué estamos haciendo mal en la enseñanza de la matemática en Chile?
La enseñanza de la matemática en Chile ha sido un tema recurrente de debate en los últimos años, especialmente a la luz de los resultados de pruebas estandarizadas como el SIMCE y la PAES, que reflejan un desempeño bajo y una percepción generalizada de que la matemática es una asignatura difícil y poco atractiva. Pero, ¿qué estamos haciendo mal? A continuación, exploramos algunos de los problemas más críticos.
1. Un enfoque mecanicista y memorístico
El currículum escolar en Chile sigue priorizando la repetición y la memorización por sobre la comprensión. Los estudiantes son entrenados para resolver ejercicios de manera rutinaria, pero a menudo no logran entender los conceptos subyacentes. Esto crea una desconexión entre el aprendizaje y su aplicación en situaciones de la vida real.
Por ejemplo, se les enseña a aplicar fórmulas como el teorema de Pitágoras sin comprender por qué funciona o cómo podría ser útil fuera de un examen. Esto no solo limita su capacidad de razonamiento lógico, sino que refuerza la idea de que la matemática es abstracta y sin propósito práctico.
2. Falta de relevancia en el contenido
La matemática se presenta de manera descontextualizada, lo que hace que los estudiantes no vean su utilidad en la vida cotidiana. ¿Por qué no enseñar conceptos matemáticos usando ejemplos del entorno de los estudiantes? Desde calcular presupuestos familiares hasta entender datos estadísticos sobre temas de interés social, hay muchas maneras de conectar la matemática con el mundo real.
3. Docentes mal preparados o con metodologías tradicionales
Aunque muchos docentes hacen un esfuerzo genuino por innovar, la formación inicial en pedagogía matemática muchas veces no les entrega herramientas suficientes para enseñar de manera dinámica y efectiva. Además, la alta carga laboral limita el tiempo que tienen para preparar clases creativas.
En muchos casos, se sigue dependiendo de metodologías tradicionales como la clase frontal, donde el profesor explica y los estudiantes replican, dejando poco espacio para el aprendizaje colaborativo o el descubrimiento autónomo.
4. Desigualdad en el acceso a recursos
En Chile, la brecha educativa entre establecimientos públicos y privados es significativa. En las escuelas con menos recursos, los estudiantes carecen de acceso a herramientas tecnológicas, materiales didácticos adecuados e incluso suficiente tiempo de clase dedicado a la matemática, lo que perpetúa las desigualdades en los resultados de aprendizaje.
5. Un currículo excesivamente amplio
El programa de matemáticas en Chile suele ser demasiado ambicioso, lo que obliga a los docentes a priorizar la cobertura de contenidos por sobre la profundidad. Esto deja poco espacio para que los estudiantes reflexionen, cometan errores y aprendan de ellos, un proceso clave en el desarrollo de habilidades matemáticas.
¿Cómo podemos mejorar?
Para transformar la enseñanza de la matemática en Chile, necesitamos:
- Promover un aprendizaje basado en problemas: Diseñar actividades que desafíen a los estudiantes a resolver situaciones reales usando matemática.
- Invertir en formación docente: Asegurarnos de que los profesores cuenten con las herramientas pedagógicas y tecnológicas necesarias para innovar en sus clases.
- Reducir y priorizar el currículo: Enfocarnos en menos contenidos, pero con mayor profundidad y aplicabilidad.
- Incorporar tecnología de manera efectiva: Usar herramientas digitales que hagan la matemática más visual e interactiva.
- Fomentar una actitud positiva hacia la matemática: Cambiar la narrativa de que la matemática es “difícil” a que es “desafiante y útil”.
La matemática no es solo una asignatura, es una herramienta para entender y transformar el mundo. Si logramos cambiar cómo la enseñamos, podremos formar estudiantes más preparados para enfrentar los retos del futuro.